La naturaleza, el destino o Dios (dependiendo del sistema de creencias del individuo) pueden tener otros planes para ellos. Después de todo, suceden cosas malas, incluso a las personas buenas, a pesar de lo que nos gustaría creer.

Eventos extraordinarios que no se esperaban pueden hacer a un lado los planes mejor trazados.

La pandemia de COVID-19 fue un evento inesperado, o al menos lo fue para aquellos que ignoraron la historia o simplemente no estaban al tanto de las amenazas en el horizonte. Durante el último siglo, aproximadamente, la humanidad experimentó seis pandemias y se habían emitido repetidas advertencias sobre la inevitabilidad de sufrir otra pandemia.

Uno pensaría que difícilmente hay una persona que desconozca los riesgos de COVID-19 y qué se puede hacer para prevenir su aparición. Y, sin embargo, una parte considerable de la población de muchos países indicó que no tenía la intención de vacunarse. Como resultado, es posible que la inmunidad colectiva no se alcance fácilmente y pueden evolucionar más mutaciones del virus (como ya lo estamos viviendo)

No parece haber una sola razón para la vacilación generalizada sobre las vacunas, pero la falta de confianza es un denominador común.  El cambio podría producirse a través de pequeños pasos. Y en última instancia, todos somos seres sociales y, en tiempos de incertidumbre, buscamos respuestas en otros en quienes confiamos. Como resultado, estamos ansiosos por obtener información que nos permita actuar en concierto con aquellos que ven el mundo de la misma manera que nosotros. 

No importa cuán imposible sea predecir lo impredecible, podemos contar con el surgimiento de nuevas pandemias de alguna forma.

Si tú o alguien que conoces le gustaría trabajar en este tema recuerda que podemos ayudar. Contacta a un psicólogo o psicóloga dentro de nuestro equipo de psicoterapeutas, para agendar una sesión online o presencial.