Adicciones


Autor: Psicóloga Patricia Avilez

Fecha: Julio del 2020

"El adicto, vasija como un agujero que se llena y vacía, vacío contendido de nada "
Las sustancias o drogas han estado en la historia de la humanidad con carácter místico, medicinal, medicamentos autorizados, sustancias, de forma ceremonial o ritual, lo podemos ver en los hongos, hierbas medicinales, atribuyéndole lo mágico y ceremonial, cuestión de observar y leer algo de la historia, en nuestra cultura prehispánica. Sigue leyendo: abuso de sustancias y dependencia al alcohol

La ciencia ha creado un camino donde intenta dar una explicación y conocer que se juega en las sustancias y quienes las consumen, abriendo una brecha entre las sustancias autorizadas y lo que esta fuera de una ley social, dejando un espacio para la psicología, psicoanálisis, el sujeto a-dicto, etimológicamente viene del latín addictus, que quiere decir adjudicado o heredado, después de una guerra los romanos hacían una subasta donde regalaban esclavos a los soldados que pelearon bien, estos esclavos eran conocidos como addictus, tal parece la palabra dice más de lo que se lee, addictus/esclavo/amo, otro a quién rendirle. 
¿Las personas tienen la intención de ser drog-a-dictos? ¿Qué relación hay entre el cuerpo y la sustancia o droga? El encuentro con las drogas no sucede de forma azarosa, lo azaroso lo podemos poner en el terreno de la intencionalidad inconsciente, sustancia que entra al cuerpo para taponear, se juega algo más allá que placer, un goce en palabras psicoanalíticas, algo que esta fuera del sujeto, pero no ajeno a él, al contrario tan íntimo en su existencia, un agujero en el cuál la persona gira, una primera dosis no es suficiente va por otra, repetición de insistencia. 

Es común escuchar de la persona que se involucra en las sustancias ¡es fácil dejarlo ¡piensan en controlar la entrada y salida de la sustancia al mismo tiempo la entrada y salida a un vacío, es mera ilusión puede que exista la intención, sin embargo no es suficiente, insistencia que arrastra que no encuentra una barrera, entre el placer y el goce, no cabe razón, ese encuentro con la sustancia le ofrece algo que está más allá de la persona e intención, no es elección consciente tampoco de levantarse una mañana para que elijan dejar de hacerlo.

Un cuerpo vasij-a colmado de sustancia de dimensión alucinante y cuerpo ofrecido a la sustancia, que es llevado por un amo, el cuerpo dentro del terreno psicoanalítico deviene del exterior de quien nos da forma, en palabras, en actos, sujeto de lenguaje, nuestro cuerpo lo reconocemos en reflejo de otro, un espejo, que nos regresa una imagen, una organización significante, que nos marca, hace agujero. 

La droga mecaniza al organismo, en una acción automática, como dice Sylvie Le Poulichet el sujeto se vuelve “relojero” lo que buscan es colmar de sentido lo que no es otra cosa que nada, un vasij-a con agujero que por más que se quiere llenar, no sucede, vacío de existencia, llamado sin eco, palabra que no regresa porque no existe. 

La persona circula entre la dosis insuficiente y sin fondo, empinar la botella hasta encontrar fondo, introducir la sustancia para un encuentro vacío, una dosis más, insistencia para un encuentro con la muerte, porque ella reasegura su existencia morir lento, goce de caminar en la cuerda floja, de ver el precipicio que llama que convoca, que absorbe, goce mortífero, contemplación, cruzamiento de miradas con lo demoniaco la muerte que no atrapa pero araña, se vuelve esclavo donde se cree amo.

Una persona para salir del terreno de las sustancias necesita un acompañamiento terapéutico, no solo bastan las buenas intenciones y ganas de desear hacerlo, es un camino largo pero posible, lo que posibilita encontrar nuevos rumbos para la persona y familia.
Podemos ayudarte, contacta a un psicólogo o psicóloga dentro de nuestro equipo de psicoterapeutas, para agendar una sesión online o presencial.

Agenda una sesión

Bibliografía
Barrera, B. (2010) El a-gujero de las drogas. Erinias, 12(3), 1-207